Food court: una nueva innovación para centros comerciales que impulsa la inversión

food court

17 octubre. 2025

¿Qué es un food court y por qué se ha vuelto clave para invertir en centros comerciales? Te lo explicamos.

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Piensa en tu última visita a un centro comercial. Fuiste a mirar unas zapatillas, pero entre escaparate y escaparate se te hizo la hora de comer. ¿Qué hiciste? Probablemente seguiste el olor a pizza, hamburguesa o café recién hecho y acabaste en un espacio lleno de mesas compartidas, con opciones para todos los gustos. Eso es un food court.

Y lo curioso es que, aunque para ti fue una pausa para comer, para el centro comercial y para los inversores fue mucho más: un motivo para que te quedaras más tiempo, gastaras más dinero y volvieras en otra ocasión.

Food court: ¿qué es realmente?

Un food court es, en apariencia, algo muy sencillo: un espacio dentro de un centro comercial en el que se concentran distintos restaurantes y cafeterías, organizados alrededor de una zona común con mesas y asientos compartidos.

Lo que lo hace especial no es la comida en sí (que también), sino el concepto: en lugar de tener restaurantes dispersos, se concentra toda la oferta gastronómica en un único punto. Así, si vas con amigos, cada uno puede elegir lo que quiera y sentarse juntos a comer.

Lo que para el visitante es comodidad, para el centro comercial es un auténtico imán: más variedad, más público y más razones para quedarse.

food court

¿Cómo ayuda el food court a atraer más gente?

Un food court tiene una virtud que todo inversor entiende rápido: atrae público incluso cuando no hay intención de comprar nada.

Por ejemplo, familias que van a comer el sábado, grupos de amigos que buscan un plan rápido, trabajadores de oficinas cercanas que se escapan a almorzar o turistas que quieren una opción práctica. Ninguno tenía por qué entrar al centro, pero lo hacen porque el food court está allí.

Ese flujo constante de gente incrementa el footfall, la métrica que mide cuántos visitantes recibe un centro. Y como ya vimos en otro artículo, más footfall significa más ventas para las marcas, más contratos estables y más seguridad para el inversor.

En otras palabras, un buen food court no solo alimenta estómagos: alimenta la rentabilidad del activo.

Más tiempo dentro, más consumo

Un food court además de atraer, también consigue que la gente se quede más tiempo. Antes, muchos visitantes entraban, compraban lo justo y en menos de una hora ya estaban en el coche de vuelta. Con un food court atractivo, la dinámica cambia: compras, comes, descansas, charlas… y casi sin darte cuenta acabas dando otra vuelta más por las tiendas.

Ese tiempo extra dentro del centro multiplica las oportunidades de compra impulsiva. Quizá no ibas a entrar en esa tienda de deportes, pero como estás allí, lo haces. Quizá no pensabas en comprarte un café o un accesorio, pero el paseo después de comer lo provoca. Para el centro y para las marcas, cada minuto de permanencia es oro.

El efecto multiplicador

Lo más interesante de los food courts es que no actúan de forma aislada. Son como una palanca que mueve todo lo demás.

Al atraer más visitantes, aumentan las ventas. Con ventas más altas, las marcas se sienten más seguras y firman contratos de más largo plazo. Y cuando otras marcas ven ese movimiento, quieren estar también en ese centro comercial.

El resultado es un efecto multiplicador: el food court impulsa al centro, el centro se hace más atractivo y el activo en su conjunto gana valor.

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Factores que hacen atractivo a un food court

No todos los food courts funcionan igual. Para que realmente sean un motor de atracción tienen que cumplir con varios puntos clave:

  • Ubicación estratégica dentro del centro: visibles, accesibles y con espacio suficiente para dar sensación de amplitud.
  • Variedad de opciones: fast food, cafeterías, propuestas saludables y, si es posible, algún operador local que dé identidad.
  • Diseño y comodidad: mesas cómodas, espacios agradables, luz natural cuando se puede y decoración moderna.
  • Experiencia compartida: no es solo comer, es socializar, descansar, planear la siguiente compra.

Cuando estos factores se combinan, el food court deja de ser una simple zona de restauración y se convierte en un motivo de visita por sí mismo.

Ejemplos que lo demuestran

En España, centros como La Vaguada en Madrid o Maremagnum en Barcelona han renovado sus áreas de restauración apostando por el concepto de food court. El resultado: un aumento notable en visitantes y en tiempo de permanencia.

Fuera de España, ejemplos como Westfield London o el espectacular Dubai Mall muestran hasta dónde puede llegar esta idea. En muchos casos, el food court se convierte en una atracción turística: gente que acude al centro no tanto a comprar, sino a vivir una experiencia gastronómica.

Por qué los inversores deberían mirar los food courts

Desde la mirada del inversor, el food court tiene varios atractivos a la vez. Por un lado, incrementa el tráfico de visitantes, lo que garantiza más ventas para las marcas. Por otro, alarga la estancia y eleva el gasto medio por persona. Además, los operadores de restauración suelen firmar contratos de medio o largo plazo, lo que añade estabilidad a los ingresos.

Todo esto hace que el centro sea más sólido, más atractivo para nuevos inquilinos y con una proyección de valor mucho mayor. En definitiva, para quien invierte, es como tener un seguro extra de rentabilidad.

El futuro: del fast food al gourmet

Los food courts han evolucionado mucho. Si antes estaban asociados solo a cadenas de comida rápida, hoy muchos centros los han transformado en espacios gourmet o de street food con propuestas variadas y de calidad.

Esto no solo amplía el público objetivo —desde jóvenes a familias, desde turistas a clientes exigentes—, sino que eleva la percepción del propio centro comercial como un destino de ocio completo.

Retlife y el valor de los food courts

En Retlife lo tenemos claro: invertir en retail ya no va solo de alquilar metros cuadrados. Va de apostar por experiencias que atraen, retienen y convierten. Los food courts son una de esas piezas clave. Pincha aquí para conocernos en mayor profundidad.

Por eso, cuando analizamos un centro comercial, no solo miramos su mix de tiendas o su ubicación: nos fijamos en si cuenta con un food court atractivo, qué operadores lo forman y cómo impacta en el tráfico total. Porque sabemos que allí donde hay un buen food court, hay más visitantes, más ventas y más estabilidad para la inversión.

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