Ventajas fiscales de montar un negocio en un centro comercial

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11 agosto. 2025

¿Sabías que abrir un local en un centro comercial puede ayudarte a ahorrar en impuestos? Te contamos cómo y por qué.

Hay muchas razones por las que alguien decide abrir un negocio en un centro comercial. El flujo constante de gente, la comodidad de tenerlo todo en un mismo lugar, la visibilidad, el ambiente. Pero hay una razón que se suele pasar por alto —y que, analizándola bien, resulta una de las más importantes—: la fiscalidad.

Sí, hablamos de impuestos. Pero no de esos que llegan sin avisar y te complican el cierre del trimestre, sino de cómo un entorno como el de un centro comercial puede ayudarte a organizar mejor tus cuentas, deducir más gastos y, en definitiva, pagar menos (legalmente, claro).

Te lo explicamos a continuación las ventajas fiscales de montar un negocio en un centro comercial.

El papel de la fiscalidad en la rentabilidad

No siempre se dice en voz alta, pero una parte muy importante de que un negocio sea rentable no depende de cuánto vendes, sino de cómo gestionas los gastos y los impuestos. En locales comerciales, además, la estructura fiscal es bastante diferente a la de una vivienda en alquiler o incluso a otros modelos de negocio.

La diferencia está en que aquí entran en juego muchos elementos: el IVA que pagas en la compra o alquiler, el IVA que repercutes a tus clientes, los gastos que puedes deducir como actividad económica, la amortización del inmueble si eres propietario, el IAE si alcanzas ciertos niveles de facturación, el IBI si tienes el local en propiedad, las licencias municipales, etc.

Todo esto hay que gestionarlo. Y cuanto más orden tengas, más sencillo es deducir lo que corresponde y evitar pagar de más. Y ese orden es justo lo que los centros comerciales ofrecen de forma natural.

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Un entorno que facilita las cosas

Pongamos un ejemplo. En un local convencional, en una calle cualquiera, es posible que tengas que ocuparte de contratar por separado la limpieza, la seguridad, la publicidad exterior, el mantenimiento. Con cada proveedor, un contrato. Con cada contrato, una factura distinta. Y con cada factura, una historia para ver si cumple con los requisitos para deducir el IVA o para justificar ese gasto ante Hacienda.

En un centro comercial, en cambio, todo eso suele venir en un único paquete: una factura al mes, con todos los servicios bien desglosados, con el IVA correspondiente y con una gestión centralizada. Esto no solo simplifica la contabilidad. También te permite deducir esos gastos sin complicaciones, y recuperar el IVA sin miedo a errores o a que te falte documentación.

¿Parece poca cosa? No lo es. Tener las cuentas claras y en regla es lo que permite a un negocio operar con tranquilidad, en lugar de estar siempre alerta ante la posibilidad de una inspección.

Comprar también tiene sus ventajas

Si en lugar de alquilar decides invertir en la compra de un local dentro de un centro comercial, los beneficios fiscales también son notables.

Como propietario, puedes amortizar ese activo de forma anual, lo que reduce la base imponible en tu Impuesto sobre Sociedades (si tienes empresa) o en el IRPF (si lo declaras como persona física con actividad económica).

Además, los gastos derivados del local —desde el IBI hasta la comunidad, pasando por reparaciones o mejoras— también se pueden deducir, siempre que estén bien justificados. Y en el contexto de un centro comercial, esa justificación es más sencilla: la estructura es más profesional, la documentación suele estar al día y la contabilidad, mucho más clara.

Si en algún momento decides vender el local, también tienes herramientas fiscales a tu disposición. Desde compensación de pérdidas en años anteriores hasta exención por reinversión, todo depende de cómo esté estructurada la operación. Y como hablamos de locales que suelen tener buena rotación y liquidez, eso te da mayor flexibilidad a largo plazo.

Apoyo desde las administraciones públicas

Otro punto interesante es que, en muchos casos, los centros comerciales se desarrollan en zonas que los ayuntamientos quieren reactivar o impulsar. Esto significa que a veces hay bonificaciones fiscales asociadas al inicio de actividad, como reducciones en el impuesto sobre construcciones (ICIO), ayudas a la contratación, rebajas del IAE durante los primeros años o facilidades en licencias.

También hay subvenciones para proyectos que invierten en eficiencia energética, accesibilidad, digitalización o sostenibilidad. Y si estás en un centro comercial moderno, probablemente ya cumplas varios de esos criterios, lo que te permite acceder a esas ayudas más fácilmente.

Todo esto no significa que montar tu negocio fuera de un centro comercial sea mala idea, ni mucho menos. Pero sí quiere decir que hay una serie de ventajas adicionales —menos visibles, pero muy reales— que pueden ayudarte a mejorar los números sin vender un solo producto más.

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¿Y si estás empezando?

Para emprendedores que están dando su primer paso en el mundo del retail, todo esto puede sonar muy técnico. Pero en la práctica, se traduce en algo muy simple: si montas tu negocio en un centro comercial, lo tendrás más fácil para cumplir con tus obligaciones fiscales, para deducir lo que te corresponde y para tener unas cuentas ordenadas desde el día uno.

No es solo que haya más tráfico de clientes o más visibilidad. Es que el entorno está pensado para facilitar la actividad económica. Vas a tener servicios comunes incluidos, una gestión profesional que te acompaña, y una documentación que cumple con lo que Hacienda espera ver si un día llama a la puerta.

Además, algunos centros comerciales ofrecen fórmulas de alquiler flexibles, donde pagas una parte fija y otra variable en función de tus ventas. Eso, si estás arrancando, te da aire. Y te permite empezar sin una carga fiscal fija que no sabes si vas a poder cubrir en los primeros meses.

Rentabilidad real: elegir local pensando en el después

Cada negocio es distinto. Cada inversor, también. Lo importante es encontrar el equilibrio entre lo que buscas y lo que necesitas: una ubicación con potencial, sí, pero también un marco fiscal que no te complique la vida. Y en eso, un centro comercial bien gestionado puede ser tu mejor aliado.

En RETLIFE analizamos todos estos factores. No solo miramos la ubicación o el precio del metro cuadrado. Nos fijamos también en la gestión, en el potencial del entorno, en los beneficios fiscales que puede tener para ti. Porque sabemos que lo que importa no es solo cuánto cuesta un local, sino cómo va a funcionar a lo largo del tiempo.

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