Footfall en centros comerciales: por qué esta métrica es clave para atraer inversión rentable

Footfall

10 octubre. 2025

El tráfico peatonal dentro del centro es más importante que nunca. Así lo aprovechan los inversores.

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¿Alguna vez te has preguntado cuántas personas atraviesan cada día las puertas de un centro comercial? Pasos que se cruzan, miradas rápidas a los escaparates, familias cargadas de bolsas y amigos que entran y salen sin parar… Ese ir y venir continuo tiene un nombre en el mundo del retail: footfall.

Lejos de ser un simple dato, el footfall se ha convertido en la métrica que revela si un centro comercial late con fuerza o si empieza a perder atractivo para marcas e inversores. Porque, al final, todo se resume en algo muy simple: allí donde hay gente, hay negocio.

En Retlife analizamos cada día este tipo de métricas para ayudar a inversores y marcas a entender cómo el movimiento de personas se traduce en oportunidades reales de negocio. Si quieres saber más sobre nosotros pincha aquí.

Footfall: la verdadera métrica de un centro comercial

El footfall es, básicamente, el número de personas que visitan un centro comercial o que pasan frente a un local en un periodo determinado. Puede medirse por horas, días, semanas o años, y siempre aporta una idea clara del nivel de atracción de ese espacio.

Pero no se trata solo de contar gente. El footfall es el pulso real de un centro. Muestra si sigue siendo un destino atractivo para los consumidores, si tiene capacidad de generar ventas para las marcas y, en consecuencia, si es una inversión segura para los propietarios.

En la práctica, se convierte en la brújula que guía a todos los actores implicados: los operadores que gestionan el centro, las marcas que buscan alquilar un local y, por supuesto, los inversores que quieren asegurar su dinero en un activo rentable.

Cómo se mide hoy el footfall

Hace unos años, medir el footfall era casi artesanal: gente con clipboards en la entrada contando cabezas o encuestas que daban datos poco fiables. Hoy la historia es muy distinta. Los centros comerciales utilizan sensores en las entradas y salidas, cámaras con inteligencia artificial capaces de distinguir entre personas y objetos, o incluso datos de telefonía móvil que, de forma anónima, indican cuántos dispositivos pasan por una zona.

Además, muchos centros ofrecen WiFi gratuito o apps propias que permiten seguir de cerca cuánto tiempo permanece cada visitante, por dónde circula o en qué horarios hay más afluencia. El resultado son estadísticas detalladísimas que no solo dicen “vinieron tantas personas”, sino también “se quedaron tanto tiempo, visitaron tales zonas y repitieron con esta frecuencia”.

Para un inversor, estos datos son oro puro: no solo sabes cuánta gente entra, sino cómo se comporta.

Por qué es clave para la rentabilidad

Si un centro recibe más visitantes, las marcas venden más. Y si venden más, están dispuestas a pagar alquileres más altos y a firmar contratos más largos. Es obvio, ¿no? Esa cadena lógica es la que convierte al footfall en una métrica fundamental.

Y, es que, un alto tráfico peatonal significa menos riesgo de impagos, menos rotación de inquilinos y menos periodos con locales vacíos. En otras palabras, estabilidad. Y la estabilidad es justo lo que busca cualquier inversor que quiere proteger su capital.

Por eso, cuando alguien analiza si merece la pena comprar un local en un centro comercial o invertir en el propio centro, el footfall suele ser el primer número que revisa.

El círculo virtuoso del footfall

Lo más interesante del footfall es que no solo refleja la realidad, sino que también la alimenta. Un centro con alto nivel de visitantes atrae a marcas reconocidas. La llegada de esas marcas actúa como imán para más público. Y, con más público, el footfall sigue creciendo.

Se genera así un círculo virtuoso en el que todos ganan: los consumidores disfrutan de una oferta variada, las marcas multiplican ventas y el inversor ve cómo su activo se revaloriza en un ecosistema cada vez más sólido.

Qué factores impulsan el footfall

No todos los centros consiguen el mismo nivel de tráfico, y eso no es casualidad. Es la suma de una serie de factores.

La ubicación es el primero. Un centro bien conectado con transporte público, carreteras y con aparcamiento suficiente parte con ventaja frente a otro mal comunicado. El mix de tiendas y servicios también importa: un espacio con moda, restauración, ocio y servicios básicos invita a repetir la visita con frecuencia.

A esto se suman las experiencias que el centro ofrece: actividades culturales, eventos, promociones o zonas de ocio que convierten la compra en algo más que una transacción.

Y, por último, la competencia. A veces, tener varios centros cerca no resta visitantes, sino que convierte a la zona en un polo comercial que atrae tráfico desde muchos kilómetros a la redonda.

Dos centros, dos destinos distintos

Imagina dos centros del mismo tamaño y con una oferta parecida. El primero registra ocho millones de visitantes al año. El segundo, apenas tres.

En el primero, las marcas pelean por entrar, los contratos son largos y las rentas se mantienen en niveles elevados. En el segundo, los operadores deben ofrecer descuentos, los contratos son más cortos y los locales vacíos se vuelven un problema recurrente.

La diferencia entre ambos no está en la arquitectura ni en el diseño, sino en un dato: efectivamente, el footfall.

El impacto en la negociación de rentas

Para el propietario de un activo retail, el footfall es un argumento de peso en la negociación con las marcas. Un alto nivel de visitas justifica rentas más altas porque asegura visibilidad y potencial de ventas.

De hecho, cada vez es más habitual incluir en los contratos fórmulas mixtas: una renta fija más una parte variable vinculada a las ventas. Este tipo de acuerdos solo funcionan si el footfall respalda el éxito del inquilino, pero cuando lo hace, generan un beneficio compartido para ambas partes.

Cómo utilizan los inversores el footfall

Los inversores no miran únicamente cuánto se cobra hoy de alquiler. Lo que quieren saber es si esos ingresos podrán mantenerse en el tiempo.

Por eso analizan el footfall no solo en cifras absolutas, sino en tendencia. Un centro con tráfico creciente se percibe como una inversión segura y con potencial de revalorización. Uno con footfall decreciente, en cambio, despierta todas las alarmas: si la gente deja de ir, las marcas acabarán marchándose, y el valor del activo se resentirá.

El footfall, en este sentido, es una señal temprana de hacia dónde va el futuro de un centro comercial.

Cómo utilizan los inversores el footfall

Retlife y el valor de los datos

En Retlife lo tenemos claro: para invertir en retail hay que tener datos y, en ese sentido, el footfall es una de las mejores métricas que hay.

Por eso, cuando acompañamos a un cliente en una operación, analizamos a fondo no solo la ubicación y el contrato, sino también las cifras de tráfico actual y su evolución. Un alto footfall significa visibilidad, estabilidad y proyección de ingresos; justo lo que cualquier inversor busca, y lo que en Retlife nos esforzamos por ofrecer. 

También puedes ver nuestros casos de éxito en centros comerciales como el de Nerja.

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